martes, marzo 06, 2007

¡Viva el vino!

Me jode coincidir con Rajoy, pero en algo debiamos estar de acuerdo.
Publicado en el Diario de Alcalá.


El Topo
¡¡VIVA EL VINO!!
¡Menuda la ha liado la Ministra de Sanidad con eso de conservarnos la salud a costa de lo que sea! Si la ley antitabaco provocó enfrentamientos entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno Central, esta ley seca puede producir malos entendidos y alborotos varios entre muy distintos sectores. Consideremos algunos ejemplos: los españoles heredamos las culturas griega y latina, y por tanto nuestra devoción a Dionisios, como se demuestra bautizando a los infantes con dicho nombre. Pero aún sin conocer a nadie que se llame Baco, sólo hace falta darse una vuelta por el Museo del Prado para observar el fervor que nuestros más representativos artistas profesaban al dios latino encargado de estos menesteres. Si observamos otro de nuestros componentes culturales, los judíos mantenían con el vino una buena relación: Noe, una vez que tocó tierra, lo primero que hizo fue abusar del néctar de las uvas para deshacerse del estrés que le habían causado tantos navegantes en el gayuco improvisado con el que salvó la especie y atravesó el mar proceloso que une la desesperación con la vida. Hubo muchas más festines tanto divinos como humanos donde no faltó el vino pero sin duda la cosa culmino con las bodas de Canaan y la última cena. A partir de ahí el vino se hace divino y es el corpus Christi. San Pedro entroniza el vino en la misa como la sangre del hijo del dios judío. Los mahometanos tuvieron algún problema con las leyes de Mahoma, sin embargo, más de mil y una noches se celebraron contando historias, tañendo guitarras, cantado sarías y bebiendo vino.
Pero he aquí que los galenos, en su afán de trabajar poco en los pacientes, y los políticos en su afán de lograr la corrección, predican la abstención y aseveran que el vino es una droga muy peligrosa. Mostrársela a los niños –juran- se iguala a cometer un infanticidio. Pero la realidad es tozuda y demuestra fehacientemente que un poquito de quina Santa Catalina que es medicina y es golosina nos venía pero que muy bien a los muchachos de hace años.
El vino pues, con dioses propios en casi todas las religiones que nos competen, hace menos daño que las horas de televisión incontrolada, la play station que mata gente, los equipos de fútbol con padres furibundos que invitan a humillar al contrario y contrario es hasta el del propio equipo, el odio al compañero diferente, la falta de respeto a los maestros, los perros que cagan en la calle y sus dueños que no recogen la mierda y toda esa in civilización que el vino ha vencido a base de horas de labor en la tierra, silencio en las bodegas, estudios en los laboratorios, mimo en la s crianzas y conservación, educación en el escancie y alegría en los ojos después del segundo trago. ¡Viva el vino! ¡Por favor, por justicia, no lo prohíba, Señora Ministra!

2 comentarios:

Ele Bergón dijo...

No te preocupes Pedro que la Ministra ya ha oído tu voz. Lo del vino lo deja para otro día, ya sabes que ha tirado la toalla. Menos mal porque ¿ qué iba a ser de las viñas que hay cerca del Enebro?

Vino, rosas y besos.

TE espero por la plaza y esta vez me voy a tomar un vino y no un mosto contigo.

Manuel Díaz dijo...

bonito comentario que me hace recordar aquella canción que decía: litros de alcohol corren por tus vena mujer... o algo así.
Pos eso que aprovecho la ocasión para mandarte un saludo y realizar un brindis:
Con una copa de vino en la mano,
con la pasión en el corazón.
Brindo por la vida, por el vino y por el destino.
Brindo por tí, por mi y por los que lean este comentario.