miércoles, abril 11, 2007

OBRAS Y ALCALDES

PUBLICADO EN EL DIARIO DE ALCALÁ EL 10 DE ABRIL DE 2007
ESCRITO EN AHIGAL


He llegado, hoy lunes de dolor a Ahigal, pueblo cacereño situado entre Plasencia y Coria, de donde es originaria mi mujer. Extremadura en esta época del año es un vergel amenizado por los interminables acordes de pequeños y no tan pequeños pintados pajarillos que saludan la aurora, el anochecer y el mediodía. Vengo casi todos los años por estas fechas a disfrutar del gran espectáculo, pero esta año 2007, los deseos de pasear por la dehesa son aún mayores. Las causas, simples como la propia vida: en Extremadura todos los refranes meteorológicos se hacen realidad: “marzo ventoso, abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso” y “por abril, aguas mil”, cumplen a la perfección, y, como consecuencia, la exhuberancia de esta tierra acogedora está asegurada y la tranquilidad de los pasos, también.
Pero hay una segunda razón procedente de mi deambular urbanícola por los distintos pueblos del Corredor del Henares y tierras de Alcalá. Coslada y San Fernando arden en hogueras subterráneas que devuelven a la vista del sol toneladas y toneladas de tierra para dar paso al soñado tren metropolitano. En Torrejón se construyen y se sustituyen aceras y carreteras. Lo mismo sucede en Velilla y Loeches. La carretera que une Zulema y Villalbilla con Alcalá es un sin vivir para quienes venimos a trabajar todos los días a la vieja Complutum: curvas, rotondas, máquinas camiones bañeras inmensos amenazan al sufriente trabajador que, a falta de transporte publico entre los pueblos de la comarca, no tiene más remedio que guiar su propio coche. Si intento entrar en Alcalá por la carretera procedente de Mejorada, sólo encuentro tierras, camiones y carreteras cortadas. Esa que me venía tan bien que salía desde la depuradora paralela a la orilla del Henares y con dirección, previa rotonda, a la Ronda Fiscal sin pasar por la rotonda de Fiesta, me la han cerrado sin aviso previo. La vi cerrada subí al puente porque no había posibilidad de vuelta atrás, seguí hasta la Garena. Yo, torpe, no culpo a nadie, - conste: no quiero más crispaciones- me perdí en una rotonda sobre las vías del tren, quizá el primer paso para soterrarlas, que a mi no me condujo a ninguna parte. Volví a la carretera general, desde allí por el mismo puente que me alejaba de mi carretera, a la rotonda de Parque Grande, desde allí hacia Villalbilla donde me encontré nuevas curvas y por fin llegué por el sufrido Gurugú a mi trabajo.
Pero lo malo no es eso es que llego a Plasencia y me en cuento maquinas enormes moviendo tierra porque dicen que están haciendo la autovía de la Plata que llevan con ella desde el tiempo de los romanos, llego a Ahigal y también están asfaltado los caminos rurales.
Y la pregunta del millón: ¿Contratan todos los equipos de gobierno a las mismas empresas asesores de imagen? ¿Quien les aconseja que hay hacer obras los últimos meses de la legislatura? Y que no me pregunten qué pasaría si no pasara nada porque la respuesta es rotunda: llegaría más feliz a mi trabajo y pasearía a gusto por mi tierra.¿ O es eso lo que no quieren?
Pedro M. Talaván.