domingo, enero 15, 2006

“¡VIVAN LOS PAGANOS!”
La mañana del domingo aparece con lluvia y resaca por la victoria de la selección española y la concentración de españoles excluyentes. La furia española se apoderó de Madrid desde Neptuno hasta la Puerta de Alcalá, que ahí está viendo pasar el tiempo. Los desconchones en las graníticas columnas son testigos de los encontronazos entre paisanos. A los españolitos que vienen al mundo se les quiere obligar a creer en un solo dios verdadero a macha martillo como creía Menéndez Pelayo.. Los bien pensantes allí reunidos, martillo de herejes, cazadores de tropas amandiladas – un consejero de la Comunidad de Madrid dixit- y conjurados judeomasónicos, quieren de nuevo salvar a España por la escuela hacia Dios. Para ello no es inconveniente tocar las cornetas del Apocalipsis y formar filas prietas y marciales con los profesores de religión convertidos en propagandistas de la fe, olvidado ya la disidencia tácita de algunos ministros de la UCD, del grupo Tácito como Iñigo Cavero, por ejemplo. Los Tácitos escribían en el diario “Ya” de otra manera, pero también el Obispo de Madrid era otro: Monseñor Tarancón “¡Al paredón!, gritaban algunos próximos que preparaban oposiciones mientras los demás corríamos por las calles gritando libertad con Labordeta. Estos señores y señoras, -aquí poner delante al varón, significa dignificar la familia pues ésta siempre tuvo un paterfamilias que fue el visible, la madre, como se enseñaba en las labores del hogar que impartía la Sección Femenina, de quienes son herederas, son amantes esposas y sacrificadas madres - ,digo que éstos señores y señoras que tanto defienden la Constitución fueron los mismos que en vísperas del referéndum para la reforma, anterior a la Constitución, chantajearon al ministro de educación del primer gobierno de Suárez con boicotearlo si no se aumentaban las subvenciones a los centros privados de enseñanza. El padre Fuertes andaba en la refriega por la época. Debía ser diputado por el Tercio Familiar o tal vez por designios del señor que mandaba. Dios les haya perdonado y les acoja a los dos en su seno. Amen. Pero ni entonces ni ahora les gustan otras interpretaciones de la Constitución que no sean las suyas. La Constitución les importa poco, y menos la religión en los centros. Les importa el totalitarismo, el mandar para poder expulsar, despedir, arrojar al fuego eterno del paro y la desesperanza a una maestra que se separa porque su marido la pega. ¡Una divorciada siempre es un mal ejemplo para las amantísimas esposas acostumbradas a oír y callar y capaces de comentar con su marido que nuestra amante es más guapa que la del vecino! No les importa la religión, les importa que no entren inmigrantes, gitanos ni catalanes o vascos en los colegios donde su vástagos hacen mobing contra todo el que se a diferente. Esos vástagos que una noche, aburridos, cogen un garrote – como son finos los llaman bates- y se van a la caza de pobres por los barios marginales para darle una somanta de hostias y dejarlo medio muerto o muerto del todo porque ya se sabe que el mejor moro es un moro muerto. Y otra cosa que no quieren y es la tercera es que se prohíba cobrar dinero extra a los padres que llevan a sus hijos a un colegio concertado y pagado con dinero de todos. Quieren tres cosas: mandar, echar y cobrar. La religión les da lo mismo. Dios está para ellos muy lejos del Padre Llanos, de Díaz Alegría y de otros. No les importan los cristianos, les importan los “paganos” en el significado de los que pagan. ¡Y vivan las caenas!

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